jueves, 24 de septiembre de 2015

Los discípulos de Pujols

 Yo no lo quito


Dentro de tres días vamos a tener que depositar nuestro voto en la pecera para elegir el futuro gobierno de la Autonomía Catalana. Y lo que se oye estos días no hace más que ratificar lo que hemos sabido desde hace muchos años y es el excelente concepto que tienen de sí mismos los catalanistas. Un catalán, por el mero hecho de serlo, tendría que poseer algún titulo nobiliario que le permitiera distinguirse del resto de los mortales. ¿Por qué no el de megaduque? El fin y al cabo este título lo poseía Roger de Flor, que ni siquiera era catalán ni nunca vivió en Cataluña. Por esto mismo, un catalán tendría que ser, cuando menos, megaduque aunque, fuera de complemento.

Debo aclarar, en honor de la verdad, que conozco a muchos con apellidos bien catalanes, que no piensan así, y me refiero a los separatistas, a los que considero como discípulos de aquel filósofo barcelonés que se llamó Francesc Pujols i Morgades, enterrado en Martorell donde tiene un museo con este nombre. Este filósofo, al que algunos consideraban el último cantamañanas, decía lo siguiente



"Quizás nosotros no lo veamos porque estaremos muertos y enterrados, pero es seguro que los que vendrán después de nosotros verán a los reyes de la tierra ponerse de rodillas ante Cataluña. Será entonces cuando los lectores de mi libro, si todavía quedan algunos ejemplares, sabrán que tenía razón. Cuando se contemple a los catalanes, será como si se contemplara la sangre de la verdad; cuando se le de la mano será como si se tocase la mano de la verdad.

Muchos catalanes llorarán de alegría y habrá que secarles las lágrimas con un pañuelo. Por el hecho de ser catalanes todos los gastos que hagan allí donde vayan les serán pagados. Serán tan numerosos que la gente no podrá acogerlos a todos en sus viviendas, y les ofrecerán el hotel, el más preciado regalo que se le puede hacer a un catalán cuando viaja.

Al fin y al cabo, y pensándolo bien, valdrá mas ser catalán que millonario. Y como las apariencias engañan, aunque un catalán sea más ignorante que un asno, los extranjeros lo tomarán por un sabio, que tienen su mano la verdad."

Este hombre fué un gran amigo de Salvador Dali, que le hizo un monumento en Figueras, delante del museo Dalí.



Busto de Pujols en Figueras

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