jueves, 3 de septiembre de 2015

La desmemoria histórica

Yo no lo quito


Estos días ha sonado en el Parlamento catalán una frase de Artur Mas en la que decía que "esto se va pareciendo cada día más a los años treinta", refiriéndose a la persecución que está sufriendo por parte del actual gobierno del PP, que está intentando poner en claro los mangoneos de CiU con el dinero de los catalanes, a los que se ha estado mintiendo diciendo que "Espanya ens roba" Y esto se dice cuando se acaba de cumplir un año desde  fecha en que Jordi Pujol no tuvo más remedio que confesar "a medias" el origen de la fortuna de la "famiglia" Pujol. A la que tampoco es ajena la actuación de Artur Mas que, por supuesto,Y lo que muchos también nos preguntamos es por qué ha esperado este gobierno a exigir aclaraciones cuando falta menos de un mes para la próximas elecciones autonómicas.

Está claro que el todavía "Molt Honorable President", no tuvo ocasión de conocer lo que ocurría en Cataluña a lo largo de aquellos años treinta a que se está refiriendo, En cambio, si pudieron conocerlo individos como el famoso George Orwell, que aparece en esta foto marchando por los campos de Aragón en una columna del POUM. Facilmente reconocible por su estatura, y que nos dejó escrita esta frase:


"...siento que el concepto de la verdad está desapareciendo del mundo. La mentiras se incorporarán a la Historia".

Y se cuenta que el historiador y académico don Jesús Pavón, refiriéndose a la guerra civil española, marcaba una distancia de cincuenta años para señalar el momento a partir del cual se empezaría a escribir sobre ella con cierta objetividad. El maestro se equivocaba; y nos cuesta trabajo pensar que así fuera porque, por mucho que haya avanzado la historiografía en los últimos años, a estas alturas se siguen dando interpretaciones contradictorias de hechos históricos que sucedieron hace mucho más de cincuenta años. Esto, que el maestro tenía que saber, no hace más que poner en evidencia que no se trata de un simple problema de tiempo y de perspectiva histórica, sino que en ello intervienen otros factores a los que son ajenos un amor a la verdad ausente de sectarismos y una ética profesional.

La guerra de 1936-39 era inevitable. Lo era para los que vivimos los años anteriores a ella desde nuestra condición de jóvenes observadores de la realidad cotidiana, y lo era para los protagonistas de la política de aquellos años, unos con el loable deseo de  evitarla, y otros con el de precipitarla. Ahi están las memorias y, sobre todo, las hemerotecas que, como decía Emilio Romero :"tienen una memoria de hierro".

Porque la guerra civil española no fué un "pronunciamiento" más que añadir a la larga lista de sublevaciones del siglo XIX español (todas ellas liberales y progresistas), sino el resultado final de todas ellas. Y pudo ser así porque, ya entrado el siglo XX, las técnicas de agitación de las masas, tan antiguas como la misma Historia, llegaron a alcanzar una perfección jamás lograda en épocas anteriores. Lo que no quiere decir que tal agitación revolucionaria no tuviera sus puntos de justificación, sino que el precedente y la experiencia de la revolución rusa de 1917 iba a darles una solidez que nunca tuvieron en etapas anteriores. Por eso, como también ocurrió en Rusia, aquello tuvo que terminar en una guerra civil.


La Plaza de Cataluña, de Barcelona, en 1936

Pero las hemerotecas que recogen lo que sucedía en España antes del comienzo de la guerra civil, nos cuentan muchas cosas más, como ésta




Veremos ahora en qué termina la comedia del Parlament catalán.



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