jueves, 23 de abril de 2015

El Cuarto Poder

Yo no lo quito


Fué a finales del siglo XVIII, poco antes de la Revolución Francesa, cuando a un famoso escritor y  político inglés, llamado Edward Burke, se le ocurrió llamar a los medios informativos, que entonces eran solamente la prensa, como "El Cuarto Poder", y con ello no hizo mas que dar una muestra  de su inteligencia política y del extraordinario poder que iban  alcanzar los medios de difusión en el mundo moderno, porque por entonces ya se vislumbraba la posibilidad, no sólo para reflejar la opinión pública, sino también para crearla.



Y mientra en estos momentos la gente en Epaña gasta su tiempo en exigir responsabilidades de una buena parte de la situación actual a los políticos, y lo hace con todo derecho, se olvida de que esa famosa "libertad de prensa" de la que se ha ido presumiendo desde que se inició la "Santa Transición", es también responsable de lo mismo porque todas las granujadas de las que ahora se habla, ya eran conocidas una veces, y sospechadas otras, desde hace muchos años, pero que la prensa ocultaba pudicamente porque no era nada más que un mero instrumento del poder. De ese poder que debe ser un placer de dioses que ha permitido que los políticos ahora imputados hayan cometido sus vergonzosas acciones manteniendo la prensa con la boca cerrada desde hace ya demasiados años.

Esto lo hemos podido ver claramente, aquí en Cataluña, con lo sucedido con el caso de la familia Pujol, y demás adláteres, a los que la gente acusa de lo que era la comidilla diaria en las reuniones de empresarios y amigos. Y no hablemos, ahora que parece haberse levantado la caza de la familia Real, de los comentarios jocosos que se han estado haciendo desde hace ya muchos años. Y es que, como nos contaba un antiguo profesor: " el 80% de lo que ocurre está en los periódicos; el 15 % oculto en las redacciones de los periódicos, y el 5% restante no hay más remedio que ir a buscarlo". Y se refería al espionaje.

Uno de los ejemplos más conocidos de la época moderna, nos lo dió el magnate de la prensa estadounidense William Randolph Hearst.

William Randolph Hearst

En el año 1898 las relaciones entre España y los Estados Unidos no pasaban por sus mejores momentos a causa de la protección que los EEUU estaban dando a los independentistas cubanos


Y uno de los casos más vergonzosos  de la capacidad que tienen los medios para influir en los acontecimientos lo dan las noticias que se cocinaban en Nueva York para organizar una campaña antiespañola tan brutal que hizo que los acontecimientos se desarrollaran y comenzara la guerra entre los EEUU y España.

Los periódicos americanos se frotaban las manos porque se estaba respirando un tufo bélico, y todo el mundo sabe que los acontecimientos bélicos siempre venden. El encargado de esta campaña fué William Randolph Hearst. Y se cuenta la anécdota de que en un momento en el que la situación en Cuba era bastante normal envió a uno de sus fotógrafos, que también era dibujante, para que le preparase las noticias.

Como en Cuba, salvo algún enfrentamiento sin importancia con los rebeldes, no ocurría nada de particular, este envió a su jefe en Nueva York un telegrama en el que decía: "Todo está en calma. No habrá guerra. Quiero volver."

A lo que Hearst contestó con este otro elegrama: "You provide me the photographs, and I`ll provide you with the war."

Y, a falta de noticias interesantes, empezaron a salir en los periódicos otras como ésta, explicando a sus lectores que los españoles registraban de este modo a las mujeres que viajaban  Cuba en los buques americanos.



Hasta que se produjo en la bahía de Santiago de Cuba la explosión del acorazado "Maine", que rápidamente fué atribuida a una mina o torpedo español. A partir de este momento, la prensa empezó a culpar a los españoles de aquella explosión que dió lugar a que España entrara en guerra con los Estados Unidos y perdiéramos lo poco que quedaba de viejo imperio español: Cuba, Puerto Rico y las Filipinas.





Fue necesario que, cien años más tarde, el almirante Hyman Rickover, impulsor de los submarinos nucleares. recogiera toda la información que los "peritos" americanos recogieran en 1898, tras la explosión, y la que en 1912 volvieron a elaborar cuando se recuperó lo que quedaba del "Maine". Del estudio exhaustivo que hizo Rickover se llegó a constatar que aquello había sido debido a  una explosión interna, y que los españoles no tenían nada que ver con el hundimiento del acorazado.



Hyman Rickover





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