martes, 9 de diciembre de 2014

La Constitución.

Yo no lo quito


Estos días se están leyendo muchos comentarios sobre la necesidad de modificar la Constitución. Y este Asno, que no tiene ni idea de Derecho Constitucional, se limita hoy a señalar un par de cosas.

La primera es que la gente está hasta el gorro de todo lo que ha estado sucediendo en este país, que antes se llamaba España, desde que se aprobó la Constitución de 1978. No hay más que ver el éxito que ha tenido la aparición de ese partido (o lo que sea) que lidera Pablo Iglesias "el coleta" y que está arrastrando a mucha gente bastante más de  lo que desearían los políticos que están asentados en este tingladillo que ellos denominan democracia. Nosotros no nos atrevemos a tanto.

La segunda es la aparición de unos datos en la prensa que nos comparan lo que ocurre  en dos países que dicen ser democráticos, que son los EEUU y España. Es decir, la primera potencia económica mundial y otra nación de segunda como es España, aunque se diga, desde los tiempos de Franco, que es la novena potencia industrial del mundo. Nos estamos refiriendo a este cuadro


Una comparación de los datos que aparecen en este cuadro ya empieza a decirnos que hay algo que no funciona. Máxime, si se tiene en cuenta que los EEUU son una nación tan multirracial, que, sus ciudadanos son emigrantes, hijos, nietos y bisnietos de emigrantes procedentes de los cuatro continentes. Y que muchos han "americanizado" sus apellidos de forma que un tal Dietrich ahora se llama Dedrick, o un Johansen se llama Johnson. El uno de origen alemán y el otro sueco. Otros mantienen sus apellidos hispanoamericanos; y de los "aborígenes", sean sioux, pies negros, apaches o chiricahuas, no vamos a hablar aunque todavía quedan.

Quizás el secreto que encierra esta diferencia tiene su origen en el sentido de las palabras "Unión" y "Dispersión", porque el lema de los Estados Unidos es "E pluribus unum" (de muchos uno) y no "Ex uno plures", que es lo que está sucediendo en España a lo largo de estos casi cuarenta años.




 Claro que la izquierda ante este problema pretende llegar a un estado federal. Es decir, a aquello que fue la Primera República, de la que tenemos un triste recuerdo, cuando los cantones empezaron a pelearse unos con otros. Incluso el de Cartagena pretendió unirse a los Estados Unidos de América en tiempos de Antonete Galvez. Y no es chiste, por cierto. Curiosamente, de los cuatro presidentes que tuvo aquella República Federal dos eran catalanes y otro era de Almería, pero ejerciente en Barcelona. Incluso este último, Nicolás Salmerón, llegó a ser cofundador de "Solidaritat Catalana"; y quizás por eso los catalanes son tan dados a ese federalismo.

Naturalmente, los partidos en el poder no quieren saber nada de reformar esta Constitución, pero entendemos que es por ahí por donde habrá que empezar si no se quiere volver al caos que se organizó durante la Segunda República española, y que terminó con una guerra Civil que tenía que haber empezado con la revolución de Octubre de 1934, que ya se estaba gestando desde los primeros días de la proclamación de la República en 1931, cuando el socialista Largo Caballero solicitó la entrega de armas al gobierno, tal como en su día informaba el diario El Socialista en 1936.

Por eso, si no son capaces de enfrentarse a este problema, proponemos  a nuestros lectores que hagamos una donación para instalar en Madrid este monumento en lugar del que ahora existe, y que fué construido por el arquitecto Miguel Angel Ruiz Larrea.



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