martes, 7 de octubre de 2014

Lepanto

Yo no lo quito

Hoy también tenemos aniversario porque el 7 de octubre se cumplen años de la batalla de Lepanto, de la que Cervantes (aquel ilustre escritor en lengua catalana, como aseguran estos majaderos de Arenys de Mar sin que se les caiga la cara de vergüenza) dijo que era: " ...la ocasión más grande que vieran los siglos". Y como suponemos que lo principal de este aniversario lo saben nuestros lectores, nos vamos a limitar a algunos datos históricos que nunca está de más conocer.

Como todos saben, el Jefe de la flota aliada, España-Venecia-El Papado era Don Juan de Austria, que era un joven principe, hijo natural del emperador Carlos, y hermanastro del rey Felipe II. Y se cuenta que fué el papa San Pio V el que, recordando aquella frase del evangelio de San Juan : "Fuit homo missus a Deo, cuius nomen erat Johannes.." decidió que debía darle a él el mando de las fuerzas cristianas.

Juan de Austria

En cuanto al soldado Miguel de Cervantes, sabemos que en esta batalla recibió dos arcabuzazos en el pecho y otro en la mano izquierda que le dejó la mano semiinutilizada, por lo que se llamó "el manco de Lepanto". Pero estas tres heridas se pudieron remediar, quedando la mano izquierda lesionada, aunque no tanto que le impidiera volver a alistarse en el Ejército. Tenemos dos etapas en la vida del soldado Cervantes; una es hasta la batalla de Lepanto, y otra posterior en la que se tuvo que intervenir en varios combates
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En la primera fase de su vida militar era soldado del Tercio de Don Miguel de Moncada, y formaba en la compañía del capitán Diego de Urbina, que ocupaba la galera Marquesa cuyo capitán era Don Francisco de San Pedro, que algunos textos italianos denominan Sancti Pietro, y que murió en la batalla de un arcabuzazo, descansando sus restos, como los de tantos otros soldados españoles en el fondo del golfo de Patras.

Recuperado de sus heridas se alistó en el Tercio de Don Lope de Figueroa, (el que aparece en El alcalde de Zalamea, de Calderon de la Barca) en la compañía del capitán Ponce de León. En esta compañía intervino en varios enfrentamientos con los berberiscos. en Navarino, Corfú, Bizerta y Túnez Y cuando regresaba a España en la galera Sol cayeron en manos de los piratas frente a la Costa Brava, que les hizo prisioneros y se los llevaron a Argel.

En Lepanto, Cervantes estaba enfermo de fiebres y su capitán dispuso que se quedara en la cama, pero se presentó ante su capitán y le pidió que no le negara poder combatir por la cristiandad. Entonces el capitán Urbina lo situó en el esquife de la galera con otros soldados, y ahí fué donde recibió sus heridas. Por cierto que Don Juan de Austria, enterado de ello, le concedió como premio cinco escudos más de paga.



Auxilium christianorum

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