miércoles, 27 de agosto de 2014

El sentido del ridículo

Yo no lo quito


Una de las características que más llaman la atención por estos pagos es la ausencia de sentido del ridículo que gastan aquí los independentistas. Y uno de ellos tenía que ser, como no, el mismo Pujol que ahora regresa a Barcelona donde todavía pasará un mes más sin tener que declarar ante el juez instructor por lo que todos sabemos desde hace muchos años, y que empezó con aquel asunto de Banca Catalana donde el Gobierno de Felipe González impidió que fuera procesado. Y donde Pujol empezó a atribuirse la imagen viva de Cataluña.


Pero sería un disparate atribuir solamente a Jordi Pujol esa falta de sentido del ridículo porque constantemente nos lo esta demostrando todo el equipo de la Generalidad de "Convergencia i Unió". Esto nos viene a recordar que hace ya algún tiempo se les ocurrió hacer un listado de los catalanes que vivían fuera de Cataluña con la idea de aprovechar y facilitar sus votos en el prometido refrendo del día 9 de noviembre.

Por aquel procedimiento se pudo conocer que fuera de Cataluña vivían, a lo largo y ancho del "mundo mundial" nada menos que 211.600 ciudadanos que emigraron tras haber nacido, o vivido, en Cataluña. Y a ello se les enviaron papeletas de votación para el gran día del 9 de noviembre. La respuesta afirmativa no tardó en llegar. Se recibieron 593 papeletas con el "si".

Pero antes se quiso organizar, aprovechando la "Diada" de 2013, una serie de cadenas humanas para llamar a atención de los extranjeros sobre los derechos de los catalanes a decidir. Y se prepararon las cadenas que indica este gráfico, y de las que se pudo tomar alguna fotografía. Estas fueron las que se prepararon seguramente a través de las "embajadas" de Cataluña en el extranjero.


Huelga decir que aquello tuvo que ser un fracaso porque no se volvió a hablar de aquello. Y es que esta gente debe creerse a pié juntillas aquello que dijo Francesc Pujols de que llegaría el día "en que un catalán que vaya por el mundo lo tendrá todo pagado". Que no está claro si lo dijo en serio o en broma, porque alguien llegó a decir de él que era "el último cantamañanas".

Sorprende también que en este tierra en la que afloran ilustres historiadores capaces de averiguar que Teresa de Ahumada era una monja de Pedralbes y que la perla de Florencia Simonetta Vespucci en realidad su apellido era Despuig, sin mencionar a Colón, Cortes, Pizarro, Alvarado y tantos otros que eran catalanes, se hayan olvidado de explicar que, años antes de que los Borbones empezaran a reinar en España, Cataluña era un principado francés cuyo rey sí era un Borbón, Luis XIII de Francia. Y que aquello lo consiguió un ilustre canónigo beneficiado del obispado de Seo de Urgel, que se llamaba Pau Clarís, y cuya estatua está junto al Arco de Triunfo de la exposición de 1898.

De ello da fé este mapa editado en Paris en 1677 por Pierre du Val donde se menciona el Principado de Cataluña y el Condado de Rosellón


que volvieron a España a petición de los mismos catalanes que se cansaron de tener virreyes franceses, que les trataron peor que los españoles.

Ahora, cuando llega la hora de decir las verdades, no sabemos qué pensarán muchos independentistas cuando recuerden carteles de propaganda de CiU como éste. En el supuesto de que sean capaces de pensar.


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