lunes, 7 de abril de 2014

Aniversario artillero.

Yo no lo quito


Una de las noticias que estos dias se pueden leer por Internet se refiere a la celebración del doscientos quincuagésimo aniversario de la fundacion de la Academia de Artillería. Esta es la razón por la que este Asno quisiera decir algunas cosas.

Cualquiera que conozca medianamente la Historia de España, sabe que uno de los reyes de España más celebrados ha sido Carlos III, al que algunos han calificado como el mejor alcalde de Madrid.  Pues como Carlos III tuvo que venir a España desde Italia donde reinaba para ocupar, como hijo de Felipe V, la vacante de su hermano Fernando VI, una de las primeras cosas que hizo fué traerse a un militar italo-español a quien conocía mucho de su estancia en Italia. Este militar tan bien calificado por el Rey Carlos III, era don Félix Gazzola, que habia nacido en Piacenza el 25 de octubre de 1699, y más conocido como el Conde de Gazzola, que tambien lo era de Sparavia, de Cereso, de Landi y de Macineso.

El prestigio de Gazzola era tan grande tanto como militar como hombre ilustrado, que el rey le encargó la misión de reorganizar y reformar la artillería española, y el mismo 2 de agosto de 1761, cuando llevaba dos años como rey de España le nombró Teniente General de los Reales Ejércitos, y lo puso al frente de la Inspección General de la Artillería.


Lo primero que hizo fué ordenar la extinción de  las Academias de Artillería de Barcelona y la de  Cádiz en el año 1762 y disponer la supresión de los cadetes de regimiento, trasladando el material de enseñanza al Alcázar de Segovia. Pero la Academia de Segovia no pudo abrirse aquel año a causa de la guerra de Portugal, aquella que se llamó, "de las naranjas" que nos dió poca gloria aunque nos quedamos con la plaza de Olivenza; y ello retrasó la creación del Colegio de Artillería de Segovia, que tuvo que abrirse en 1764.

El Conde de Gazzola creó, de este modo, el cuerpo facultativo de oficiales de artillería, a cuyo cuerpo no se podía llegar sin poseer las cualidades de ciencia y nobleza, y puso como método de estudio los conocimientos artilleros más adelantados de Europa. Para ello acudió a verdaderas eminencias como el erudito don Vicente de Los Rios, el jesuita Antonio Eximeno, que pronunció la oración inaugural del Colegio, y tuvo la idea de invitar al químico francés Lavoisier, que no quiso aceptar la invitación; cosa que le costó la cabeza porque lo guillotinaron en París en plena revolución de la Liberté, Egalité y Fraternité. En su lugar vino a Segovia como profesor  otro químico francés, Louis Proust, que en los laboratorios del Colegio de Artillería  demostró su ley de proporciones fijas.

A lo largo de sus 250 años de existencia lo que ahora se denomina Academia de Artillería, pero que empezó su andadura en el Alcázar Segoviano hasta que un incendio obligó a trasladar la Academia al caserón de San Francisco donde ahora se encuentra, ha sufrido muchas vicisitudes. No hace falta explicarlas porque media vida la pasó en el Siglo XIX, a partir de la invasión napoleónica y todo lo que ha venido después.

En esta foto, que es del año 1951, puede verse a la Academia de Artillería formada en la Plaza Mayor de Segovia con motivo de una festividad de Santa Bárbara.


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