sábado, 3 de agosto de 2013

Memoria de Barcelona

Yo no lo quito

El dia 30 de abril de 1936, o sea diez y nueve dias antes de que se produjera el Alzamiento en Barcelona, los lectores de La Vanguardia pudieron enterarse de que aquel día  iba a tener lugar el entierro de los hermanos Badía que habian sido asesinados el dia 28 a las 3,30 de la tarde cuando salían de su casa situada en la calle de Muntaner nª 48.


Este tema da mucho que hablar, pero no vamos a tratarlo en este momento, aunque El Alimoche dió algunas noticias de esta historia hace algún tiempo. Pero el tema de hoy  es otro .

Si nos fijamos en la página de La Vanguardia, en el pié de las tercera columna se da tambien la noticia de otro atentado. aunque sin dar demasiados detalles de lo ocurrido. Ampliando en lo posible con nuestros modestos medios puede llegarse a ver mejor aunque con algo de optimismo. El título es UN ATENTADO
.


Casualmente, en esta página se da cuenta de dos atentados distintos, aunque relacionados entre sí. Esto no es nada extraño, sino habitual, si se conocen las circunstancias de aquellos dias precursores del Alzamiento Nacional. El primero se refiere al asesinato de los hermanos Badía por cuatro pistoleros anarquistas, y el segundo se refiere al asesinato del Pep de la Criolla, que cuando salía de aquel cabaret para dirigirse a su casa  fué asesinado, según se dice, por cuatro mozos de escuadra vestidos de paisano.

Para empezar diremos que La Criolla era un cabaret de los bajos fondos de Barcelona, que diariamente se llenaba de prostitutas, homosexuales, travestis, chulos, y lo "mejorcito" de la canalla barcelonesa. Estaba en la calle del Cid número 10 y había sido anteriormente una fábrica textil que un dia sufrió un incendio restaurándose luego dos plantas. La planta baja la ocupaba La Criolla donde había un salón de baile y una serie de habitaciones para uso de los clientes. Este plano indica la situación de este local en pleno Barrio Chino, que hoy recibe el nombre de Raval. El barrio ha sido modificado por el paso de la guerra cuando caian las bombas de la aviación y por la remodelación producida después de la guerra.



Huelga decir que en aquel salón de baile reinaba un ambiente casi irrespirable, mezcla de sudor y de tabaco, lleno hasta los topes, donde cada uno intentaba bailar con su pareja al pié de una tarima  en la que una orquesta hacía sonar una música de tangos y jazz muy de aquellos años treinta.. Y donde de vez en cuando se organizaba una bronca a palo limpio.. Al frente de aquel tinglado estaba El Pep, que era un hombre enérgico y hábil que se encargaba de poner orden y que gozaba de bastante prestigio en aquellos ambientes.


Aquel hombre se llamaba José Márquez Soria, aunque se le conocía como El Pep de la Criolla, y estaba casado con Cayetana Hibraind, con la que vivía en la calle de Santa Madrona número 6. Este hombre era también confidente de la policía, lo que no debe extrañar porque la policía no puede buscar sus confidentes entre las Hermanitas de San José, sino entre los que se mueven en estos ambientes canallas; y ello hizo que se hiciera muy buen amigo de Miquel Badía cuando éste era Delegado de Orden Público en Barcelona. Si este hombre no hubiera sido asesinado, habría proporcionado muchos datos sobre la Barcelona de aquellos años. Y es muy significativo que lo asesinaran dos dias después de los hermanos Badía.

 Cuando se produjo el asesinato de Josep y Miquel Badía el Delegado de Orden público, que era el capitán Escofet, adjudicó falsamente la autoría del atentado a los falangistas, lo que nadie se creyó.



  Los autores, que eran cuatro pistoleros al servicio de la CNT, dos de ellos argentinos, ni siquiera conocían personalmente a sus víctimas, y tres de ellos fueron detenidos, pero el autor de los disparos que mataron a Miquel Badía fué un tal Justo Bueno Pérez, que escapó a Francia, Y con el paso de los años regresó a la España de Franco donde lo reconoció el comisario Polo, que en su juventud había sido policía en Barcelona y había estado a las órdenes de Miquel Badía.

Curiosamente, el Presidente Luis Companys no estuvo en el entierro de los hermanos Badía. Y es que aquí han ocurrido cosas muy curiosas.

La historia de La Criolla terminó el dia 24 de septiembre de 1938 cuando cayó en el inmueble una bomba de aviación.

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