martes, 2 de julio de 2013

Perdonar, pero no olvidar.


El dia 14 de mayo de 1975 llegó a El Aaiun una comisión visitadora de la ONU presidida por el embajador de Costa de Marfil en las Naciones Unidas Simeón Aké, al que acompañaban una diplomática cubana llamada Marta Jiménez y un iraní, Manuthehr Pishva. Al bajar del avión que los había conducido a El Aaiun se encontraron con una multitud de saharauis que los recibía con banderas del Polisario, ante el asombro de las autoridades civiles y militares del Sahara Occidental que no llegaba a comprender que aquella población a la que se consideraba amistosa y cordial se hubiera manifestado de repente tan nacionalista y tan revolucionaria, a pesar de la existencia del Polisario. Llegaron a oirse gritos de "¡Fuera España!" que salían de las gargantas de las mujeres y los niños saharauis. Y testigos de aquello afirman que allí se llegó a gritar:"¡Viva ETA!".

Aquel odio a España que se había despertado en momentos en que el Jefe del Esado se encontraba a seis meses de su desaparición, estaba jaleado también por la propaganda social-comunista que se repartía en nuestras universidades, y que nuestros hijos recogían y traian a casa para que sus padres nos enterásemos de lo que se estaba cociendo el aquellas aulas. Todavía conservamos algunos de aquellos panfletos.

Porque a nosotros nos echaron del Sahara, en primer lugar, los marroquíes a los que habíamos dado la independencia. Para ello habian creado por el partido Istiqlal una organización militar, al margen las Fuerzas Armadas Reales, que recibía el nombre de Ejército de Liberación. Ya en el año 1956, recien estrenada la independencia marroquí, el líder del Istiqlal, Al-lal-el Fasi había pronunciado un discurso en Tánger reivindicando la creación del Gran Marruecos.





Marruecos en su independencia

Allí se reclamaba no sólo el territorio de Ifni y el Sahara Ocidental, que nunca tuvieron nada que ver con Marruecos, sino que reclamaban a Francia gran parte del Africa Occidental Francesa, Mauritania, parte del Senegal, del actual Mali y extensas zonas de Argelia.

Pero, aparte de la agresión de "nuestros amigos" los marroquíes el pueblo saharaui contribuyó a echarnos de un territorio que, antes de llegar los españoles, era el lugar más despoblado del mundo y uno de los más pobres.Jamás había sido colonizado y su población era nómada y mantenía costumbres ancestrales como la esclavitud. Bastaron pocos años para que aparecieran edificios nuevos, servicios sanitarios y educativos. Además se creaban puestos de trabajo para los saharauis, Se crearon dos institutos de segunda enseñanza en El Aaiún y Villa Cisneros y, mediante becas, jóvenes saharauis pudieron acceder a estudios superiores por primera vez en su historia.


El Aaiun






Por eso estamos de acuerdo con el Tte. General D.Antonio Ramos-Izquierdo, de la Hermandad de Veteranos de las Tropas Nómadas cuando comenta estas cosas y afirma que "Se puede perdonar, pero no olvidar".

Por cierto, que uno de los grandes defensores de la independencia del Sáhara  es el "cómico", como él gusta llamarse, Javier Bardem, que va a hablar en Nueva York  para que de una vez se cumpla lo ordenado por las Naciones Unidas y se haga el referéndum que ellas mismas ordenaron que se hiciera, pero que no quieren tocar. Mientras tanto, España sigue siendo la nación administradora.

¡Las cosas que tiene la política!


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