sábado, 13 de abril de 2013

República

 Yo no lo quito


 Como mañana es el 82º aniversario de la instalación en España de la Segunda República, es casi seguro que tendremos actos de homenaje y recuerdo. Esperemos que a nadie se le ocurra tocar aquella musiquilla ratonera que se llamó "Himno de Riego" que suponemos sólo muy pocos conocen. Incluso tampoco se conocía en España porque algunas emisoras pusieron la Marsellesa para saludar su llegada. Y es que, como dice el refrán:"a falta de pan buenas son tortas".
 




En este cartel aparece, como es habitual, la imagen de "Madame la République", a culo pajarero, como mandan las libertades, las caras de unos señores que eran los políticos republicanos de entonces, y a los que acompañan dos militares que fueron fusilados el 14 de diciembre de 1930 por haberse sublevado en Jaca contra la Monarquía. Porque la caida de la Monarquía no fué nada más que un golpe de Estado que se tenía que producir mediante una sublevación militar, que fracasó en un principio. Eso sí; era un golpe militar democrático.




En este otro cartel lo que aparece es la señora, ya vestida para no escandalizar a sus acompañantes. Los dos militares han desaparecido del cartel, y en él aparecen solamente los once componentes del Gobierno Provisional de la República que bien pronto van a ejercer sus funciones, y que vamos a conocer inmediatamente en esta foto


 Son los once primeros ministros de la República, presididos por Alcalá Zamora. Y ocurre que de estos once, siete son masones; y aunque Azaña no era masón en 1931, un año más tarde, como recuerda en sus memorias, tuvo que pasar por el aro y hacerse masón. O sea que, de estos once, ocho fueron masones.

Suponemos que será una de esas "casualidades" que siempre se producen en la Historia.

Por si alguien tiene dudas diremos que los ministros masones fueron: Diego Martinez Barrio, José Giral, Alejandro Lerroux, Alvaro de Albornoz, Fernando de los Rios, Marcelino Domingo Sanjuan, y Casares Quiroga.

Entre los elogios que se dedican a aquella república, nos ha llamado la atención un artículo publicado en La Gaceta por un "jurista y escritor" que dice ser y llamarse GonzaloVidal, desconocido para nosotros, en el que lamenta el fracaso de aquel tinglado masónico que se había organizado. Por la edad del que escribe ya suponemos que se limita a repetir lo que le habrán enseñado en la Universidad.
Gonzalo Vidal

A este artículo se opone, en la misma página de La Gaceta, otro de Fernando Paz en el que pone las cosas en su sitio.

Hemos tenido ocasión de leer muchos artículos que intentan explicar el fracaso de aquella república, que sólo duró cinco años, porque los tres de la guerra ya no tenian nada que ver con la República Española, y sí mucho con una república soviética. Como pone en evidencia el caso de los anarquistas y de Andrés Nin. Y muchos otros  más. En uno de esos artículos se dice, por ejemplo, que el famoso caso del "Straperlo" fué una de las cosas que acabaron con la República.



 Afirmación que no compartimos, por dos motivos. El primero es que aquel asunto, que desprestigió a Lerroux, fué un juego de niños si se le compara con los que estos dias leemos en la prensa gracias a las actividades de algunos de nuestros políticos; y el segundo es que la República, desde los primeros dias, empezó con la quema de conventos, y siguió a lo largo de aquellos cinco años a tiro limpio cada día. Raro era el día en que la prens no nos informaba de asesinatos, enfrentamientos con las fuerzas de orden público, y todo ello organizado por las izquierdas. Es decir, por el pueblo envenenado por los socialistas, comunistas y anarquistas, secundados por nacionalistas. Y en aquellas circunstancias la República no podía acabar más que como acabó.Quien acabó con la República fué la izquierda revolucionaria tras el fracaso de Asturias en 1934, secundada por el independentismo catalán.

Quizás por esto es por lo que un general republicano que se llamaba Gonzalo Queipo de Llano, que en 1931 estaba huido en Portugal, por haberse sublevado contra la monarquía de Alfonso XIII, cuando regresó a España donde fué nombrado Capitán General en Madrid, cinco años años más tarde se sublevaría, precisamente, contra aquella República por la que había luchado.

Y ya que hemos hablado de masones, bueno es recordar que en 1934, la revolución de Asturias y el intento de Cataluña fueron desmontados por los generales Eduardo López Ochoa y Domingo Batet Mestre, a los que el gobierno republicano condecoró con la Laureada de San Fernando, como puede verse en esta foto.

Por cierto, los dos eran masones.








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