martes, 30 de abril de 2013

Cusachs

Yo no lo quito.


Poca gente se imagina que en España, en estos dos últimos siglos, se han hecho famosos dos pintores catalanes que han dedicado su vida a pintar imágenes del Ejército español. En estos momentos está adquiriendo mucha fama Augusto Ferrer-Dalmau, uno de cuyos últimos cuadros ha merecido los mayores elogios. El otro fué Josep Cusachs i Cusachs, pintor de temas militares en el siglo pasado, Ambos han dejado imágenes muy vivas de la vida militar española.

Vamos a empezar por el primero porque es  el más joven y tenemos que esperar mucho de él. El segundo falleció hace algo más de cien años. El cuadro más famoso, al menos en estos momentos, es el de la batalla de Rocroy que representa el final del último Tercio que intervino en la batalla. No vamos a comentar ahora lo que por sí mismo se elogia.



Ferrer Dalmau es un artista barcelonés que está afincado en Valladolid. Este Asno empezó a admirar sus cuadros hace ya algunos años, y le llamó la atención su conocimiento de las guerras carlistas. En la Cataluña actual suponemos que no podía triunfar un pintor tan dedicado a la Historia de España, y creemos que en Valladolid habrá encontrado una vida algo más cómoda. Que Dios nos lo conserve muchos años.

El caso de Cusachs es distinto porque su hogar era Mataró, que es donde debía haber nacido; pero su nacimiento tuvo que producirse en Montpellier en el año 1951, a donde sus padres habían ido para visitar a unos familiares, y el parto debió adelantarse. El caso es que el joven pintor ingresó en la Academia de Artillería de Segovia y tomó parte en las acciones de Montejurra y Estella, alcanzando el grado de Capitán, retirándose para dedicarse exclusivamente a la pintura. Aunque sus primeros pasos los había dado bajo la tutela de un pintor español, no tardó en irse a Francia para recibir lecciones de un famoso pintor francés. Además, en aquella época la pintura de temas militares tenía en Francia mucha más demanda que en España.

Quizás por eso, para abrirse paso entre el público francés, presentó en la Exposición de Paris de 1894 este cuadro que se tituló "¡Vive la France!", y que representa una carga de caballería.



Francia había perdido la guerra franco-prusiana en 1870. En la batalla de Sedán el emperador Napoleón había quedado prisionero de los alemanes al tener que enfrentarse a ejército muy bien dotado y mejor mandado; nada menos que por von Moltke. La infantería francesa, que utilizaba su fusil Chassepot, mejor que el Dreise prusiano, en cambio estaba utilizando cañones de avancarga frente a los de  retrocarga prusianos, que tenian una rapidez de tiro mucho mayor; los soldados franceses recibieron oleadas de metralla que los diezmaron.

Quizás esta carga de coraceros franceses quiere hacer honor a la famosa carga del general Marguerite, a la que siguieron dos  cargas más mandadas esta vez por Gallifet porque Marguerite había caido muerto en la primera. Se cuenta que los oficiales alemanes que sostuvieron estas dos últimas cargas, asombrados de tanto valor, recibieron a los jinetes franceses en posición de saludo.

De todos modos, la pintura de Cusachs es más "fotográfica" y en ella abundan los retratos y las imágenes del soldado español en su labor diaria o en maniobras. En cambio, en la de Ferrer Dalmau abunda más el tema bélico.






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