viernes, 1 de marzo de 2013

De Historia Ecclesiae

Yo no lo quito


1.- San Tarsicio.

Como no sólo de la Historia esa que se aprende en los colegios, vive el hombre, sino porque también a los casposos, retrógados e ignorantes, nos interesa la Historia de la Iglesia, de la que estamos viviendo momentos muy interesantes, nos viene a la memoria la imagen de un santito que aparecía en aquellos años de nuestra niñez como ejemplo de virtudes cristianas en unas estampitas que nos regalaban nuestros preceptores. Eran estampitas de San Tarsicio, un mártir de 11 años a quien se consideraba (y suponemos que la iglesia actual sigue considerando) como mártir de la Eucaristía.



Lo primero que le llamaba la atención a este casposo, que por entonces tendría siete u ocho años, cuando la Segunda y nada gloriosa Segunda República se había instalado en España, era su nombre, que sonaba un poco extraño. Incluso ahora muchos le llaman Tarcisio, que es la forma incorrecta de Tarsicio; nombre que viene del latín tarsus, que significa valor.

Pues bien, Tarsicio era un monaguillo del siglo III que un día marchaba por las calles de Roma llevando las sagradas formas a una de aquellas comunidades cristianas que había en Roma en tiempo del emperador Valeriano, conocido perseguidor de cristianos. Le atacaron con piedras, le apalearon dejándolo medio muerto, pero no llegaron quitarle las sagradas formas porque, en medio del tumulto, apareció un soldado romano que era cristiano y lo pudo atender en sus últimos momentos, recibiendo el encargo de Tarsicio de entregar su tesoro a la comunidad que lo necesitaba. Quizás por esto es por lo que se considera a Tarsicio patrón de los monaguillos.

La comunidad cristiana recogió su cadáver y lo enterró dignamente en el cementerio de Calixto. Por cierto que en su tumba se pudo escribir un poema del Papa San Dámaso I que elogiaba su figura.

A San Dámaso los españoles le consideramos el primer Papa español de la Historia de la Iglesia. Había nacido en Roma, pero de padres gallegos. o sea que era, al menos, español de sangre. Y, además, tuvo como ayudante nada menos que a San Jerónimo, traductor de la Vulgata, que es la versión latina de la Biblia.

Y como dentro de pocos dias va a tener lugar el cónclave que ha de elegir al nuevo Papa, bien podría ocurrir que de este cónclave surgiera un nuevo Tarsicio que estará sentado entre sus compañeros cardenales, Tarsicio Bertone, y que también podría ser elegido como Papa si el Espíritu Santo así lo inspira.

En cualquier caso deseamos que, quienquiera que sea, no le falte "tarsus" para su difícil tarea.

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