martes, 6 de noviembre de 2012

borrador.

Yo no lo quito


Como estamos ya hartos de sacar en estas páginas a cierta clase de gente de la que no quisiéramos acordarnos, hoy nos honramos con sacar en las páginas de El Alimoche a un hombre seguramente desconocido por muchos de nuestros lectores porque en estos tiempos no es frecuente sacar a relucir a personas decentes. Este es el protagonista de nuestra historia.



Este hombre no es ningún artista de cine de esos que aparecen en las películas del Far West, ni tampoco es uno de esos cantantes que hacen furor en nuestras niñas pijas y menos pijas. Se trata de don Martín Martinez Pascual un joven sacerdote de 25 años que hace un año ha recibido las órdenes sacerdotales y que dentro de un minuto va a ser fusilado por un grupo de asesinos, de esos que defendían la libertad, el dia 26 de julio de 1936 junto con otros ocho sacerdotes. en el pueblo de Valdealgorfa, en la provincia de Teruel.

La foto la tomó un fotógrafo alemán que se apellidaba Gutman, y que seguramente habría venido a Barcelona para hacer fotos de aquella Olimpíada Popular que tenía que celebrarse en Barcelona  el 19 de Julio de 1936. Y como era partidario de la libertad, acompañaba a una panda de facinerosos armados que iban por los pueblos matando curas. Algunos han escrito que era ruso, pero no es cierto, como tampoco es cierto lo que el fotógrafo escribió en el reverso de la foto cuando decía que la foto la había tomado en Huesca. Un error perdonable en aquel extranjero recien llegado a España que no sabía qué era Teruel y qué era Huesca.

También es bueno que los lectores del Alimoche, entre los que se encuentran bastantes extranjeros desde Rusia hasta los EEUU, se enteren de que en España no sólo murió fusilado García Lorca (q.e.p.d.), sino mucha más gente de la que ahora se habla poco. Entre otras razones porque quienes perdimos algún familiar asesinado en la retaguardia roja hemos tenido el buen gusto de no hacer bandera de ello, ni de recibir honores a costa del difunto, que es lo que están haciendo ahora los que perdieron la guerra por burros y sinvergüenzas, que razones de todo hubo como para escribir una enciclopedia.

El joven sacerdote había venido a pasar unas vacaciones a casa de sus padres, tras haber hecho unos ejercicios espirituales en Tortosa, y le pilló la revolución en el pueblo de Valdealgorfa. Pronto empezó a correr la voz de que aquellas familias que tenian un sacerdote escondido en la casa, estaban obligados a entregarlo. Y su padre consiguió esconderlo en una cueva en casa de un amigo que tenía una casa a tres kilómetros del pueblo.

Como aquella chusma no pudo llevarse al hijo, se hizo con el padre y alguien del pueblo que sabía donde se encontraba, le dió la noticia al joven sacerdote. Este, para salvar a su padre se presentó en el pueblo. Incluso algún miliciano del mismo pueblo salió a defender al joven, que debía haber sido compañero de juegos o del colegio, pero como la chusma venía de lejos, no le hizo caso y aquel día fusilaron a nueve sacerdotes que era el "botín" que habian conseguido.

Antes de morir, Martín Martinez Pascual, a quien acababan de fotografiar, dijo a sus asesinos que les peronaba, y les pidió que le dejasen gritar "¡Viva Cristo Rey!"

El Papa Juan Pablo II aprobó el proceso de beatificación de los nueve sacerdotes.

Y nosotros no podemos menos que rezar: "Beato Martin Martinez, ruega por nosotros". Y que seamos capaces de enfrentarnos a la muerte con esa mirada serena que nos enseñas.



No hay comentarios:

Publicar un comentario