sábado, 30 de junio de 2012

Sembrando odio

Yo no lo quito


El odio es un arma de propaganda política que la izquierda maneja muy a su gusto. Una prueba de ello es este párrafo sacado de un periódico de la CNT-FAI. El firmante es un tal Leon de Reus que nos lleva a recordar a aquel ilustre reusense que se llamaba Juan Garcia Oliver, de profesión camarero, y que formó con Durruti el damoso grupo "Los  solidarios" que se encargó, entre muchas otras actividades, de asesinar al cardenal Soldevila, Y que llegó a ser Ministro de Justicia entre septiembre de 1936 y mayo de 1937.




Quizás no fué él el autor del escrito, pero es indudable que la técnica del odio como virtud revolucionaria ha sido siempre utilizada por la izquierda esta de zarrapastra,

Y una de sus más hábituales manipuladoras del odio es esta escribidora que acaba de decirnos en las páginas de EL PAIS que: "Ana Mato es despiadada, indiferente al sufrimiento ajeno y le dan asco los pobres". Su nombre, como no podía ser menos, es el de Maruja Torres, cuyo conocimiento de Ana Mato, actual Ministra de Sanidad, debe ser mucho mayor del nuestro para diagnosticarla con tanto desparpajo.



El texto que nos llega dice que: "Ana Mato (---) se carga con alegría  la Sanidad Pública porque es despiuadada, indiferente al sufrimiento ajeno, le dan asco los pobres y repelús los pensionistas, y además no soporta a esa gente que ni siquiera sabe que Loewe está en Serrano esquina Jorge Juan".

Y como este humilde Asno de Rotterdam es todas esas cosas que dice Maruja Torres, se debería sentir ofendido y, en consecuencia, generar una dosis de odio hacia esta Ministra. Y aunque el apellido Mato no parece muy adecuado a una Ministra de Sanidad, a nosotros jamás se nos ocurriría decir estas cosas.

Ese odio cainita tan hispánico es el que ha conducido a gentes como ésta que aparece en la fotografía, y que después de haber demostrado su heroísmo en defensa de la libertad, no vacila en aparecer, orgulloso y pistola en mano, en la foto para perpetuarse en la Historia de la Guerra Civil española.



Porque la República fué eso, una máquina de odio que nadie pudo parar. Y ya pueden ir escribiendo mamarrachadas sobre lo que fué. Sobre todo los que no la vivieron y han querido hacer "Historia" a través de la prensa republicana de las hemerotecas. Por eso traemos aquí este comentario de Emilio Romero que, casualmente, se encontraba frente al Palacio Real de Madrid el 14 de abril de 1931.




Esto lo escribía en abril de 1985






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