martes, 17 de abril de 2012

Elogio del elefante

Yo no lo quito


La Presidenta montonera de la República Argentina ha cometido un error imperdonable al comentar que la curva de desinversión de YPF es como la trompa del elefante. Nosotros no vamos a entrar en este tema que tanto preocupa a nuestro gobierno, ni vamos a decir nada sobre las razones que pueda tener esta señora para amenazar con la expropiación de parte de la industria petrolera española. Eso se lo dejamos a los financieros.



 Pero lo que, a nuestro entender, resulta poco elegante es que esta señora podría  haber dicho que al principio la inversión era grande, pero que ha ido reduciéndose paulatinamente hasta quedar bastante flaca. Cualquier cosa menos citar la soga en casa del ahorcado, pero ¿qué se le puede pedir a una montonera cuando en España estamos viviendo en estos momentos el síndrome del elefante? Ilustre proboscídeo donde los haya, que ha dejado muchas huellas en la península ibérica, como cuentan los antropólogos. Pero el elefante no es sólo un protagonista de nuestra Prehistoria, sino también de nuestra Historia Militar. Y hasta las monedas cartaginesas, como ésta de plata, llevaban en su reverso la bella imagen de este paquidermo.


Porque los cartagineses fueron parte de nuestra Historia, y tan españoles como los soldados que acompañaban a Anibal eran los elefantes que cruzaron los Alpes para combatir en Trevia, Tesino, Trasimeno y Cannas. La verdad es que en Cannas ya quedaban pocos porque habian ido desapareciendo a lo largo de la guerra .

Los elefantes eran "terror romanorum". Y ésto no lo decimos porque sí. Los legionarios romanos odiaban a los elefantes, a los que temian cuando se tenian que enfrentar con ellos. Porque si es cierto que las legiones utilizaban catapultas, torres, y otros artilugios de combate, no tenian armas antielefante, y eso les preocupaba mucho. Por eso, en cuanto les era posible, se lanzaban contra ellos.

Cuando Publio Cornelio Escipión derrotó a Asdrúbal en la batalla de Carmo (Carmona), todo el valle del Guadalquivir  se abrió para él y avanzó con sus legiones hasta cerca de Cádiz echando a los cartagineses de España. En aquella playa se levantó en su honor un monumento que se llamó "Turris Scipionis", junto al que nació Chipiona, la patria chica de nuestra nolvidable Rocío Jurado.

 Pero también se cuenta que cerca de Sevilla los cartagineses habían instalado un depósito de "sentimentales" que debió estar cerca de Dos Hermanas, y cuando llegaron los romanos mataron a todos los elefantes que allí encontraron. Sin embargo, un siglo y medio más tarde, todavía César se encontró con que los pompeyanos utilizaban en Hispania elefantes, seguramente manejados por auxiliares hispanos.

Por estas, y muchas otras razones, los elefantes han venido a formar parte de nuestra Historia Militar, y merecen que, al menos los españoles, sintamos por ello que no se les trate como merecen

 Tropas de Anibal junto al lago Trasimeno


Además, el elefante  tiene unas propiedades taumatúrgicas que una argentina como la señora Presidenta no debería desconocer; y es que la estatuita de un elefante, con la trompa levantada y la cola dirigida hacia la puerta de una casa, es fuente de felicidad.

O sea, que más respeto para el elefante.


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