viernes, 6 de abril de 2012

Autonomías

Yo no lo quito


Ayer nos anunciaba La Gaceta una noticia de esas que no sabe uno a qué viene. Una de esas noticias que no son ni pueden ser noticia porque ya estamos hasta las narices de conocerla. Pero como era Jueves Santo, la leimos sin concederle demasiada importancia. La noticia era ésta;


lo que no hace pensar que estamos hablando de una "Metábasis", y que no debemos perder el tiempo hablando de este tema.

Y como hoy es Viernes Santo, y día de reflexión y penitencia, diremos a nuestros lectores que los griegos denominaban "metábasis" a algo así como un  cambio de la marcha. Por ejemplo, en Medicina se llama metábasis al paso de una enfermedad a otra, y en Retórica a una transición en la que el significado de una idea se transforma en otra cosa distinta de la inicial.

Por ejemplo, cuando vamos a misa (los que vamos), cuando se llega al "Sanctus", se cita la palabra Hosanna. que es una expresión que, con el paso del tiempo, sufrió una metábasis; porque "hossianna" era el grito, en lengua aramea, que lanzaban los guerreros israelitas cuando entraban en combate. Su significado era "¡Señor, ayúdanos!". Y con el tiempo, esta expresión dejó de ser  deprecativa para convertirse en aclamatoria. En estos momentos significa algo así como "¡Viva siempre!".

Algo parecido ocurre, aunque no se trata de una metábasis, sino de una falta de conocimiento muy corriente, cuando se confunde la palabra "aleluya", como "alegría". Cuando en realidad la expresión original  es "Allelu Yah", que significa en hebreo "Alabad a Yahvé". Y en la lengua latina de la misa habría que decir "Laudate dominum". 

De estas cosas debe saber mucho César Vidal. Este pobre asno sabe más bien poca cosa.

Pero algo parecido ocurre con eso de las autonomías, que nadie sabe donde empiezan y donde terminan porque nadie se ha tomado el trabajo de definirlas. Y aquello que no se sabe, o no se quiere definir, ya sabemos en España como termina. Por eso nadie puede extrañarse de que los inversores extranjeros renieguen de las autonomías. De las nuestras, por supuesto. ¿Es que acaso ustedes invertirian sus ahorros en una industria o comercio en un pais donde existen diez y siete gobiernos cada uno de los cuales tiene sus apetencias y donde la fractura del mercado nacional es más que un hecho, un vicio? Porque las autonomías son, en estos momemtos, un exponente clarísimo de nuestro eterno caciquismo. Y así no hay quien se arriesgue a meter su dinero mientras este asunto no quede claro.

Pero ¿quien le pone el cascabel al gato?




Y ustedes perdonen el rollete, porque hoy es dia de perdonar.

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