sábado, 24 de marzo de 2012

Más felicidad

Yo no lo quito

Decíamos ayer que la número dos de Rubalcaba adoctrinaba a las mujeres andaluzas para que no votasen al PP si querian ser felices. O sea, que tenían que votar al PSOE que les garantizaba todos sus derechos. Esto no deberíua ser motivo de discusión, porque hay gente en este partido sociata que demuestra constantemente ser feliz. Y si no, vean un ejemplo.



No me digan que el compañero Felipe no tiene aspecto de hombre feliz. Este hombre, que el pasado 4 de marzo ha cumplido los 70 años, debe ser completamente feliz. En estos momentos cobra su pensión de retiro, es consejero "independiente" de Gas Natural, empresa de la que es accionista, y colaborador del hombre más rico del mundo. Además tiene propiedades en Marruecos, se ha divorciado de su primera esposa, como manda el reglamento para los políticos de verdad, y se ha vuelto a casar. O sea, que es completamente feliz.

Por este motivo, ha aparecido en Córdoba, que en su día  fué cabeza del Califato más culto de Europa  cuna del "Moisés más grande despues de Moisés", a quien los analfabetos denominamos Maimónides, y de poetas y eruditos como Ibn-Al-Jatabi. Y lo ha hecho para arremeter contra la "caverna mediática" y afirmar que Andalucía va a ser el foco de resistencia no sólo ante el PP sino "ante la oleada reaccionaria que barre Europa".

Afirmación que tiene su aquel cuando sale por la boca de un individuo que está en posesión del Premio Carlomagno (1993), el Collar de Isabel la Católica (1996), el título de Hijo Predilecto de Andalucía (1998), el Premio Carlos V (2000) y el Premio Würtzburg (2000).

Seguro que Carlomagno y, sobre todo Carlos V que, como todo el mundo sabe, fueron famosos socialistas, deben estar muy orgullosos de este individuo.



A uno que estuvo por Sevilla hace veinte años, cuando Felipe y Guerra se movian por allí a sus anchas, lo mismo que "mienmano", mientras se celebraban en el Prado de San Sebastian aquellas manifestaciones de gente traida de los pueblos andaluces que gritaban aquello de: "¡Arfonzo, róbales!", y cuando el robo de los políticos andaluces era la comidilla de todos, estas declaraciones le hacen partirse el bazo.

Ahora sólo falta saber lo que puede ocurrir mañana.


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