miércoles, 8 de febrero de 2012

Modernidad

Yo no lo quito

Hoy se despacha La Gaceta con un titular como éste


Y con unos comentarios de Carlos Dávila en los que se recomienda a la Iglesia que fiche a Rubalcaba para compensar el hasta ahora alejamiento de la sociedad de las creencias religiosas o, cuando menos, de sus compromisos religiosos.

Uno, que vive en Cataluña, que es donde este fenómeno de descristianización y "descatolización" se ha hecho más evidente, no tiene más datos que aquellos que observa cuando se acerca a la iglesia de su barrio. Y puede dar fé de que en su parroquia, que es de las que celebran el culto de la iglesia católica, apostólica y romana, esta aproximacion de la gente se hace bien evidente. En la misa de 12 de los domingos que, además se celebra en castellano, hay dias en los que muchos de los asistentes no pueden sentarse porque la iglesia está a tope. Y esto no había empezado a ocurrir  hasta hace varios años. Bastante antes de la victoria del PP.

Y lo más curioso del caso es que el párroco es un catalán joven, de aquellos de "soca i arrel", que trabaja en su parroquia sin perder un minuto, que se preocupa de la formación cristiana de los niños, y cuyos dos apellidos catalanes me traen a la memoria aquella leyenda de Gustavo Adolfo Bécquer, que tantas veces he leido  cuando era niño, y  que empieza diciendo:

"Yo soy el verdadero Teobaldo de Montagut, barón de Fortcastell. Noble o villano, señor o pechero, tú, cualquiera que seas, que te detienes un instante al borde de mi sepultura, cree en Dios como yo he creido, y ruégale por mí."

De lo que no puede dar fé es de lo que ocurre en otras parroquias de eso que llaman "la iglesia catalana" porque se abstiene de entrar en ellas.

Y es que en estos momentos, y eso lo podemos ver a diario, se está viviendo un episodio más de la eterna lucha entre la Iglesia y el mundo moderno. Y si decimos "un episodio más", es porque desde el Renacimiento, el mundo moderno ha seguido un proceso de constante descristianización que se podría describir en estas etapas:

 1ª.- Ruptura y autonomía entre la razón y la fé, porque la razón no sólo defiende su autonomía, sino que se contrapone a la fé.

2.-La razón está tan convencida de su triunfo, que quiere sustituir a la fé. Primero se desprende de Dios, y luego se enfrenta a El.

3.-Finalmente la civilización moderna se coloca en el lugar de Dios. Es decir, lo hace aquella parte de la civilización que se tiene por moderna porque ve que ha conseguido unos resultados consoladores.

Y, sin salirnos de lo que nos cuenta La Gaceta de hoy 8 de febrero de 2012, podemos leer esta otra noticia:



De donde puede inferirse que el PP es una cosa, y sus votantes son otra. Salvamos al Ministro del Interior  Jorge Fernández Diaz, que es católico a machamartillo, o al menos lo ha demostrado hasta ahora. Y es este un tema que va a dar mucho que hablar, y que demuestra que si el PP ha ganado estrepitosamente las elecciones, en buena parte se debe a la necesidad, más que absoluta, de quitarse de encima a Zapatero y su mariachi.

Lo peor que le podría ocurrir ahora al PP es tener que enfrentarse a sus votantes.

¡Ay, la Civilización Moderna...!


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