lunes, 31 de octubre de 2011

En Zaragoza

Yo no lo quito

Dos dias sin escribir. Un viaje a Zaragoza para presenciar la jura de bandera de los cadetes de primero de la Academia General Militar. Un magnífico grupo de jóvenes que en este día juraban ofrecer su vida a España, besando su bandera,






Paradójicamente, a pesar de los esfuerzos que han hecho los gobernantes de este desgraciado pais para desacreditar a la Institución militar ahora resulta que una encuesta del CIS nos dice que la institución de más prestigio en España es, precisamente, las Fuerzas Armadas. Digan si éste no es un pais de locos.

Hemos visto cómo se empujaba a la juventud española al botellón y a ponerse "al loro" y se iban repartiendo gratuitamente preservativos para luego, si falla, llegar al aborto, y tantas animaladas para destrozarnos a los jóvenes, que lo visto en este pase por Zaragoza nos ha llenado de alegría. Porque todavía quedan jóvenes que aman a su patria y eligen una de las profesiones  peor pagadas de España, sabiendo que pueden morir en ella como han muerto muchos de los que les precedieron, o seguir viviendo estrecheces hasta el final de su vida, en eso que Alfredo de Vigny llamaba "Servidumbre y Grandeza Militar".

Los cadetes vestian el uniforme de gran gala que llevaban los de la primera Academia Militar, en tiempos de Alfonso XII, cuando el General Director era el general Galbis, y el Rey quiso asaltar el campamento de la Academia con un par de compañías de la guarnición de Madrid. Hay que reconocer que este uniforme daba un tono especial a las compañias de cadetes que formaban en el patio de la Academia.

Entre los militares invitados a este acto se encontraban dos cadetes de West Point y dos de Saint Cyr. Los de West Point vestian el uniforme de color gris característico de esta Academia, y que recuerda la batalla de Chipewa, donde la brigada al mando de Winfield Scott vestía uniformes hechos con el único color de tela que habian encontrado en una tienda de Filadelfia.

Quizás alguno de ellos recordaría aquellos versos del viejo general retirado Charles Lanhan que decían:


"I see these things, still am I slave,
Wen banners flaunt and bugles blow,
Content to fill a soldier´s grave
For reasons I shall never know".

Pero los cadetes que llenaban el patio de la Academia sí sabian  aquello por lo que podian morir, porque cuando entró la bandera  y se oyó el reglamentario "¡Viva España!", resonó en el patio como el estampido de un cañón, un "¡Viva!"que por poco no rompe los cristales de las ventanas que dan al patio.




Hoy nos llega la noticia de que el PP promete reformar la Ley de la Carrera Militar. Muchas cosas tienen que reformar si no quieren que este desgraciado pais se hunda en la miseria. Aunque nos devuelve la ilusión el contemplar a estos jóvenes que ahora volverán a su quehacer diario y a cargar con los 25 kilos de su mochila.



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