viernes, 19 de agosto de 2011

Lo que se esperaba


Yo no lo quito

La zarrapastra ha hecho de las suyas. Por supuesto la cosa no ha cogido desprevenido a nadie (con dos dedos de frente) porque todos sabemos como las gastan estos zarrapastrosos. Incluso la prensa alertaba de lo que podía ocurrir, como se puede ver en este recorte. Lo mismo que en Barcelona existía el temor de que la hicieran gorda y los mozos de escuadra estaban prevenidos.


En Madrid, sin embargo, lo han hecho, porque tienen la complicidad de la Delegada del Gobierno, esa cartagenera semianalfabeta que, aunque no lo crean, es Licenciada en Ciencias Políticas y ha sido asesora socialista de no se qué y de la Presidencia del Gobierno. Complicidad que tiene que asumir también el Ministro del Interior, que es su Jefe inmediato. De todos modos creemos que les ha salido el tiro por la culata. Porque esta manifestación la esperaban tambien las fuerzas de la Policía, que ya estaban quemadas después de ver lo que les había ocurrido con los perroflautas del 15-M.

La manifestación cristofóbica empezó en Tirso de Molina con un vehículo en el que aparecía un desgraciado vestido de Papa, y que llevaba como conductor a un demonio. No sabemos qué les pasa a estos tipos, que siempre andan con el demonio a cuestas, lo que nunca se ve en las procesiones católicas, y denota la afinidad que une a esta clase de gente con el Angel Caido que, por cierto, tiene un monumento en Madrid.


Pero no sólo había un "Papa" en la manifestación, porque aquí aparecen dos "papisas" que reivindican su derecho al aborto. Muy finas ellas.




Y, como los "librepensadores", éstos van por la vida poclamando ante  todos su sabiduría, no podía faltar la pancarta en la que se acusa de imbéciles ilustrados a los católicos. Y es que se sienten discípulos de aquella Escuela Moderna que fundó en Barcelona, a comienzos del siglo pasado, aquel insigne pedagogo que se llamaba Francisco Ferrer y Guardia.


Por eso, cuando la manifestación cristofóbica alcanzó la Puerta del Soln y se dieron cuenta de que se había ocupado una Plaza que les pertenece por derecho propio, y unos cuantos peregrinos estaban dentro de ella, no tuvieron más remedio que echarlos de allí. Sin violencia, por supuesto, como puede verse en esta foto


La reacción violenta de los peregrinos fascistas, protegidos por la policía, no se hizo esperar, y ello provocó las iras de los progresistas


que arremetieron contra la policía que permitía la conculcación de sus derechos sobre la Puerta del Sol-Actitud nada violenta, por cierto, pero que provocó la risa de unas peregrinas que se encontraban en la plaza, lo que enfureció más a los pacíficos demócratas. Vean la actitud de estas desvergonzadas  jovencitas ante las protestas de los jóvenes progresistas.





La actitud agresiva y desvergonzada de estos peregrinos  hace que la gente -especialmente los plumíferos de la prensa de carril-  deshoguen su indignación en las páginas de sus panfletos. Y es que añoran tiempos mejores. Aquellos felices tiempos que, como se cantaba en La Viejecita, "alegres pasaron y no vuelven más."

Aquello sí que estaba bien. Mucha fiesta, mucha fiesta y mucho whisky. Mucho cachondeo. Esto es lo que se echa de menos


Y no pierden la esperanza de que vuelvan. Por eso han repetido la toma de la Puerta del Sol. Y es que por algo hay que empezar.

Como se dice por aquí, "bon profit"

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