miércoles, 30 de marzo de 2011

Quema de iglesias.



Yo no lo quito




.-El deporte nacional.



Aquí, en Barcelona, "dove doglioso et grave or seggio", como hubiera dicho mi buen amigo Petrarca, eso de incendiar iglesias resulta ser un viejo deporte. Precisamente, cuando tanto se habla de lo ocurrido en la Universidad de Somosaguas, este mes ya hemos tenido un par de atentados, El último en la iglesia de San Vicente de Sarriá. Como la puerta de esta vieja y noble parroquia estaba cerrada, sólo se pudo quemar la puerta. Cosa de poca importancia, pero que viene a ser como un aviso de lo que puede venir detrás de estas acciones intimidatorias. Esta es la foto que nos llega:




Iglesia de San Vicente de Sarriá





El ambiente que se está respirando por estos pagos, aparte de indiferencia por parte del "respetable" ante tales desmanes, es francamente tolerante por parte de quienes al frente de las instituciones, facilitan toda clase de agresiones al sentimiento religioso de los católicos.




De lo primero hemos sido testigos el dia 26 cuando a la Manifestación por la Vida se han presentado menos de mil personas, muchos de ellos niños que acompañaban a sus padres, lo que evidencia el desinterés por el peligro que se nos viene encima, y que en breve puede llegar a convertir a la tierra de la "Moreneta" en un Cataluñistán. No quieren hijos, pero tendrán moros. Por lo que no podemos menos que felicitar a don Jordi Pujol que pudiendo haber contribuido a poner las cosas en su sitio durante tantos años de gobierno, como católico que dice ser y padre de siete hijos, ha prestado más atención al independentismo que a lo que ahora se nos viene encima.




En cuanto a la agresividad anticatólica que se respira por estos pagos, una buena muestra es la representación de una obra en la que se ataca a la Iglesia Católica, y que está subvencionada por la Generalidad. El reciente cambio de gobierno no ha servido para nada. Ni siquiera para darle un puntapié a su promotor, porque lo primero es la "Llibertat d´expressió".






Esta libertad es la que, desde los primeros años del siglo XIX, el republicanismo -que es lo mismo que decir anticlericalismo- ha encontrado un fácil apoyo en esta tierra catalana. No olvidemos que de los cuatro efímeros presidentes que tuvo la primera República española, dos eran catalanes -Figueras y Pi y Margall- un tercero, Nicolás Salmerón, era oriundo de Alhama la Seca (Almería), pero abogado ejerciente en Barcelona, y que llegó a ser Presidente Honorario de Solidaritat Catalana a principios del Siglo XX.




En Barcelona se editaban aquellos panfletos anticatólicos que perduraron hasta 1939 y que llevaban por títulos "L´Esquella de la Torratxa" y "La campana de Gracia", fundados el primero en 1872 y el segundo en 1876, si la memoria no nos falla, lo mismo que la revista "Pentalfa".






En esta portada de L´Esquella, que corresponde a un 26 de febrero de 1936, cuando el Frente Popular se hizo fraudulentamente con el Gobierno, y cinco meses antes del comienzo de la Guerra. se comenta con un chiste el incendio de la Parroquia de Santa Maria de Sants. En él se dice:"¿Llamamos a los bomberos?" y el párroco responde "No. Dejemos que se queme del todo".De este modo se acusa indirectamente al párroco de haber provocado el incendio. Muy propio de esta gentuza. ¿Dirán lo mismo de la de Sarriá?


Y como cualquier cosa puede ser utilizada para denostar a los curas, la catástrofe del Titanic, en el año 1912, en la que murieron tantos pasajeros, puede ser utilizada por "La campana de Gracia" para decir que muchos sacerdotes españoles se dirigen a Nueva York para decir misas en ayuda de los norteamericanos y "hacer su negocio".

Todo ello muy divertido.


Ya durante los tres años de guerra los chistes no paran para elevar la moral de los que siempre terminaban derrotados. Como éste, con el que se justifica la quema de iglesias, "desde donde los curas disparaban sus ametralladoras".




Por eso no podemos asombrarnos de lo que está ocurriendo. Es lo menos que se puede esperar de esta chusma.

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