sábado, 27 de noviembre de 2010

Potemkinizando el Palau Sant Jordi



Yo no lo quito




Esta campaña electoral que acabamos de padecer para las elecciones al Parlamento de Cataluñaha dejado un tufillo de anécdotas que es para morirse de risa, o de asco, dependiendo delmodo de ser del lector, y la prensa, o una parte de ella ha dado cuenta de todas estas sandeces. Sin embargo, la última es la que nos proporciona LA GACETA, a traves del joven periodista Miguel Maristany. Y se trata de lo siguiente:




Cuando CiU ha relevado al PSC en el Palau Sant Jordi de Barcelona para celebrar su "traca final" en esta carrera hacia el poder, se ha encontrado en el local una serie de lonas utilizadas para tapar huecos en las que aparecen figuras que representan asistentes ficticios al mítin que se ha celebrado, incluso con banderas sociatas. Su objeto, como se pueden imaginar, es hacer creer que los asistentes han sido más de los que realmente han asistido cuando las imágenes aparezcan en las fotografias o en las pantallas de la caja tonta.




Esta operación, tan propia de los que se pasan el tiempo intentando que nos creamos sus mentiras, tampoco es nada nuevo, y por eso decimos que el PSC ha Potemkinizado estas reuniones.




Y es que este sistema de engañar a quien lo desea, fué utilizado en el siglo XVIII por el príncipe Grigori Alexandrovitch Potemkine (algunos escriben Potëmkine, leido Potiomkine) que creaba pueblecitos ucranianos de cartón piedra para que su Reina y amante Catalina II de todas las Rusias, pudiera creerse, al contemplarlas al paso de su carroza, que había realizado una importante obra de colonización en aquellas tierras.




Sobre Catalina II se han dicho muchas barbaridades, aunque los historiadores se han encargado de poner las cosas en su sitio, pero lo primero que no sabe la gente es que no era rusa, sino alemana; que se llamaba Sofía Federica Augusta de Anhalt Zerbst, y que al casarse con el zarevitch Pablo, cambió su nombre por el de Ekaterina Alexeieva. Esto ha sido siempre habitual en las familias reales, y ahí está el caso de nuestra Reina Sofía, a la que llamamos Sofia de Grecia, cuando sus apellidos corresponden a títulos alemanes. O sea, que se trata de dos casos parecidos, aunque con la diferencia de que nuestra Sofía es un tesoro, y Catalina fué algo pendeja.

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