miércoles, 28 de julio de 2010

Una de Toros




Yo no lo quito



Estos últimos dias hemos podido presenciar la que se ha organizado entre la izquierda socialista y la derecha catalanista. De momento está resultando más agresiva la prensa de la izquierda que no hace más que insistir en el caso Palau, recordándonos los millones que se han esfumado a través del conducto del Palau de la Música Catalana para alegrar el bolsillo de CiU; en cambio pocas noticias sobre los negocios de ilustres socialistas del caso Pretoria.


Y a medida que avanzan las investigaciones, van apareciendo millones de euros, de los que no se sabía nada. Y es que los pobres catalanes hasta ahora todavía no se habían dado cuenta de lo que "Madrit" les estaba robando.



Y en medio de estas peloteras, que no se sabe como van a acabar, porque aquí no se puede esperar nada claro, se organiza otra entre los partidarios de las corridas de toros y los enemigos de la hasta ahora conocida como "la fiesta nacional".




Yo no soy aficionado a los toros. Entre otras razones porque la vida no me ha dado demasiadas facilidades para tener tener "aficiones". Pero recuerdo haber asistido, cuando era niño, a una corrida de toros en la Monumental de Barcelona. Me llevó mi tío y recuerdo que aquel dia toreaba un maestro a quien los cronistas denominaban nada menos que "el pundonoroso Nicanor Villalta". O sea, que he tenido ocasion de asistir a una corrida de este famoso torero. Pero ya no he podido asistir a ninguna corrida más. Eran los tiempos del pluriempleo, cuando llegabas a casa a las diez de la noche para ver como tus hijos empezaban a dormirse. Y no me quejo de ello, porque ya quisieran muchos españoles de hoy tener ahora aquel pluriempleo.




La ley que ha aprobado el Parlamento catalán ha sido aprobada por mayoría catalanista. O sea, de CiU y ERC. A partir del 1 de Enero de 1912 ya no habrá corridas de toros en Cataluña; pero si habrá "correbous", que estarán protegidos por el Parlamento. El mismo Montilla ha declarado que él no ha votado a favor de la abolición de los toros, de los que era un aficionado. O sea, que el catalanismo se ha apuntado un punto. La hipocresía de todo este asunto consiste en que no se ha hecho por cariño a los animales, lo que tendría cierta explicación, aunque es muy posible que algunos enemigos de las corridas de toros piensen así. Pero resulta que las corridas de toros son "estatales" y los "correbous" que se celebran principalmente en las tierras del Ebro, son "catalanes".



En lo correbous no se mata al toro; le atan una cuerda al cuello, le colocan unas bolas a las que prenden fuego y le hacen muchas faenas excepto caricias, por supuesto, y luego lo devuelven al corral.




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