jueves, 11 de marzo de 2010

11-M. Dia de la infamia




Hoy, 11 de marzo, se conmemora un asesinato que ocurrió hace seis años. Un asesinato que dejó 192 muertos y más de un millar de heridos y afectados que aquel dia se dirigían a su trabajo en Madrid. Por este motivo deberíamos denominarlo todos como el "dia de la infamia".
Porque infamia no es solo el asesinato organizado como acto de terrorismo en el que han intervenido un grupo de personas. Una persona ni tampoco dos podrían haber organizado aquella matanza.



Infamia es que al cabo de seis años se siga manteniendo una versión oficial que tiene más agujeros que un queso de Gruyére, y que todavía haya gente que no quiera poner en duda las conclusiones de la justicia española.
Infamia es que el alcalde de Madrid haya hablado de "pasar página" ante el atentado que ha tenido lugar delante de sus narices, y se atenga cómodamente a eso que llaman "versión oficial"
Infamia es que se hubiera nombrado a Gregorio Peces Barba, en su dia defensor de terroristas de la ETA en el proceso de Burgos para "atender" a las víctimas del terrorismo, a las que ha maltratado cuanto ha podido.
Infamia es que una fiscal, cuando se ha tratado de dilucidar la categoría del explosivo utilizado, haya zanjado la cuestión con un "goma 2 y vale ya", sin dar lugar a las investigaciones pertinentes.
Infamia es que los trenes, pruebas del delito, hayan sido desguazados a las pocas horas de producido el atentado, y muchos de los restos recogidos hayan sido lavados para obstaculizar los resultados de los análisis químicos.
Infamia son muchas cosas más que el tiempo aclarará pero, sobre todo, infamia es que aquel acto terrorista que tanta sangre costó haya servido para poner al frente del gobierno de España a un imbécil de nacimiento y que haya elegido como ministros y ministras a este florero de incompetentes, algunos de los cuales ni siquiera han tenido tripas para permanecer como ministros y han salido por piernas antes de que los pillase el toro. Quizás eran los mejores y los habían elegido por error. Pero a quienes nos va a pillar el toro es a todos nosotros.






Y de aquí no saldremos hasta que echemos a este mentecato.




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