Hace ya la friolera de unos cincuenta años, con un amigo mío arquitecto, comentábamos el tipo de arquitectura que se estaba haciendo por entonces en Barcelona. Y me soltó esta frase: "Es que en este pais, con tal de ser original, la gente iría con la minga fuera".
Mi madre, cuya abuela era de Tarragona, me explicaba un día que en la imperial Tarraco, cuando se celebraban las fiestas de Santa Tecla, patrona de la ciudad, (me estoy refiriendo a finales del siglo XIX), aparecía casi siempre en la procesión un personaje, que debía ser el tonto del pueblo, que, después de dar un par de zapatetas en el aire delante de la imagen de la Santa, recitaba una oración diciendo:
Mi madre, cuya abuela era de Tarragona, me explicaba un día que en la imperial Tarraco, cuando se celebraban las fiestas de Santa Tecla, patrona de la ciudad, (me estoy refiriendo a finales del siglo XIX), aparecía casi siempre en la procesión un personaje, que debía ser el tonto del pueblo, que, después de dar un par de zapatetas en el aire delante de la imagen de la Santa, recitaba una oración diciendo:
"Santa Tecla gloriosa/mare dels tarraconins/¿Qué tenim per sopar avui?/ Un plat de caragolins." Lo que traducimos para aquellos que no entiendan el "valenciano" (como diría Aquilino Duque): "Santa Tecla gloriosa, madre de los tarraconenses.¿Qué tenemos hoy para cenar? Un plato de caracoles".
Pues como originalidad nunca nos falta, ahora resulta que se está preparando un decreto por el que desaparece del calendario la fiesta de Navidad para substituirla por la "Fiesta del invierno"; lo mismo que la Semana Santa se denominará "Fiesta de la Primavera".
Y es que en MATRIX nunca ocurre nada importante. Por eso perdemos el tiempo en estas majaderías.
A nosotros no nos gusta nada eso de Fiesta del Invierno, porque el invierno pocas cosas tiene que celebrar salvo la gripe, del tipo que sea, que pasa la guadaña cada año por estas fechas. Y tal como se van poniendo las cosas, lo que haríamos es denominarla la "Fiesta del Conejo". Porque es la más indicada para regalar un conejo a las personas que nos quieren, o que queremos. Y en esto damos la razón al Sr. Solbes que nos recomendaba comer conejo en estas fiestas.
¿Y la fiesta de Reyes? ¿Qué hacemos con ella? Formarán parte de las Fiestas de Invierno. Por supuesto a seguir comprando cosas, pero ¿qué mejor que practicar la discreta elegancia del regalo materializado en un hermoso conejo?
Zapatero ya acaba de regalarnos uno, porque siempre tiene a mano alguno, aunque sea para darnos gato por liebre.
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