miércoles, 5 de agosto de 2009

La misericordia de Dios


Ha muerto Julian Lago. Y una de las últimas frases que ha dejado escritas es :" Ahora estoy más cerca de Dios que de los hombres". Ha muerto en el Paraguay, la tierra de los guaraníes, tierra donde se establecieron aquellas misiones de los jesuitas que desaparecieron en el Siglo XVIII cuando los masones de España y los de Portugal se pusieron de acuerdo para echarlos de allí. Ahora, cuando empieza el Siglo XXI, Julian Lago se había instalado alli para crear una escuela donde alfabetizar a los indios guaraníes.

Ha muerto arrepentido y asqueado de su trabajo como periodista. Ya me extrañó a mi verlo hace poco por la caja tonta, como tertuliano de Intereconomía. ¿Qué hace este hombre aquí? me preguntaba asombrado. Y mi asombro fué todavía mayor al oir lo que estaba diciendo, sus ideas, sus argumentos. Nada me recordaba al antiguo periodista de Intervíu, de El Periódico, de Tiempo, etc. O sea, la "flor y nata" de ese periodismo que hemos tenido que soportar durante unos cuantos años. Aquel hombre era otro Julian Lago, totalmente desconocido para mí.

Y ahora supongo, y deseo, que Dios lo habrá acogido en su seno. No sé si fué en aquellas homilías que había escrito San Juan Crisóstomo (Pico de Oro) en las que comentaba el Evangelio de San Mateo, cuando se refería a lo más hermoso que se ha podido escribir en este mundo; las Bienaventuranzas. Claro que eran hermosas. No tenian más que serlo porque eran verbum Dei. Y en ellas se podía leer aquello de:"Beati misericordes, quoniam ipsi misericordiam consequentur",o sea; Bienaventurados los misericordiosos porque ellos alcanzarán la misericordia. Y esa misericordia, decía el Pico de Oro, no será la misericordia de los hombres, sino la Misericordia infinita del Dios Creador.

Que es la que le deseo a Julian Lago y , por supuesto, también para mí. Que descanse en paz.

No hay comentarios:

Publicar un comentario